Vivir en Menorca es un privilegio. Bien lo saben los que han tenido la suerte de nacer aquí. Pero la magia que desprende la isla va más allá y enamora a todo aquel que la visita. Tener una casa en Menorca es tener un lugar al que siempre volver.
Nosotros le queremos rendir un homenaje. Motivos no nos faltan. Hoy vamos a dar 4 de las muchas razones por las que vivir en Menorca es un placer.
1. Amaneceres y atardeceres dorados
La salidas y las puestas de sol en Menorca son maravillosas. El amanecer tiñe de un dorado intenso toda la isla. El color verdoso del campo se entremezcla con el azul brillante del mar. Menorca es el primer lugar de España donde sale el sol: un privilegio más.
Los atardeceres ofrecen otra de de las imágenes más increíbles, dignas de fotografiar. El sol se esconde tras el horizonte y los tonos dorados, amarillos y naranjas reposan sobre el agua del Mediterráneo. Es muy típico aquí acercarse a uno de los faros para ver la puesta de sol. Acompañados de un tentempié, a lo alto de los acantilados y pudiendo casi tocar el mar con los dedos, cae la noche. Silencio, calma, relax.
2. El tiempo es oro
En Menorca, parece que los días son más largos. Y es que el tiempo cunde más. No debes recorrer grandes distancias para ir de un sitio a otro y, en muchos de los casos, lo puedes hacer andando. Realmente aquí sí se pude aprovechar gran parte del día y es mucho más fácil combinar tu jornada laboral con aquellos hobbies que te apasionan: correr, pintar, escribir, leer, etc.
3. Por el estómago se conquista
Si tenéis el privilegio de visitar alguno de los puertos que tiene Menorca durante las horas de las comidas, se os abrirá el apetito en un santiamén. El paseo junto a las barcas se convierte en un deleite de olores: pescado fresco, aroma inconfundible de nuestra típica caldereta de langosta, embutidos menorquines, queso con denominación de origen Maó-Mahón…Y si para rematar, desea quedarse con buen sabor de boca, podrá probar los deliciosos dulces elaborados artesanalmente: pastissets, carquinyols, crespells, coques amb roes, etc.
4. Playas únicas
Para los amantes del mar, Menorca dispone de playas que te dejan sin habla. De arena rojiza, en el Norte; de arena blanca, en el Sur. Todas ellas paradisíacas, de aguas transparentes y del azul más azul de todos los mares. Algunas disponen de servicios turísticos y muchas otras son calas vírgenes: un gran valor añadido. Tener que caminar un rato para llegar a ellas, como aquel que va en busca de un tesoro, para al final del camino encontrarse con la recompensa: brisa mediterránea, regusto a sal… sin más complementos adicionales que los que la propia naturaleza creó.
Por todo ello y más, desde Casas en Menorca.com estamos orgullosos de proporcionar, a todos los amantes de la vida isleña, un hogar donde ser todavía más feliz.